Misery y la inmadurez como locura.


Una vez más S.K. me sorprende con otra adaptación cinematográfica de sus obras, tampoco le puedo quitar créditos al director de esta, Rob Reiner, y a las memorables actuaciones de Kathy Bates y James Caan; este último algo infravalorado a mí parecer.

Enfocándonos ahora en la película, Misery nos narra la supervivencia de Paul Sheldon, al caer bajo las manos de la desquiciada fanática religiosa Annie Wilkes, después de que este sufriese un accidente automovilístico en una tormenta de nieve.

Por más que Paul Sheldon me parezca un personaje increíble, por el odio y la apatía que tiene por su propia creación, sin mencionar que la actuación de James C. me encanta debido a esos momentos irreverentes y muy dolorosos de algunas escenas, me gustaría centrarme en analizar solo a un personaje: Annie Wilkes.

Ni bien vemos a Annie aparecer por primera vez en la pantalla, sabemos que algo no anda bien. Luego esto se nos confirma con lo que a mí me gusta llamar: “La primera explosión de Annie”.
A partir de ahí se nos presenta un personaje terrorífico, una psicópata a su máximo nivel. Annie es un personaje que habla de manera pasivo-agresivo constantemente, tiene rabietas, tienes ataques de ira y empieza a destruir todo a su paso con tal de desquitar todo ese odio que lleva dentro, hasta que al final se da cuenta de lo que ha hecho y decide remediarlo de una manera improvisada y estúpida… exactamente como un niño.

Definitivamente Annie es para mí eso, una gran y vieja niña, su inmadurez se ve reflejada al no saber lo que realmente quiere, es fácil de manipular con cualquier cosa que ella desee.

¿Pero cómo ella termino así? ¿Cómo alguien puede terminar dejando de lado toda moral con tal de conseguir deseos tan banales?

Eso es lo que me da miedo de Annie.

En una de mis escenas favoritas de la película, Annie le destroza los pies a Paul; una de las cosas que note fue que solo mostraron un pie siendo dislocado, y menos mal que lo hicieron.



La actuación de Paul es tan creíble que con solo verlo agonizar en la cama te imaginas el dolor que está sintiendo, eso genera un mayor impacto al espectador.

Luego Annie con su: “Dios, te amo”, acompañado de esa música de fondo… es doloroso, perturbador y brillante.

Annie es una mujer demente que no pudo superar el divorcio, asesinaba bebes, y dejo reposar todas sus esperanzas y alegrías en un personaje de una novela en la que ella se misma se había proyectado.

Claro tampoco descarto el hecho que Annie ya tuviera problemas mentales, que es lo más probable, pero el pensar en que una persona pueda caer tan bajo, en que alguien que tú o yo conozcamos, pueda hacer esa clase de atrocidades, me hiela la sangre.

Sin lugar a dudas, Misery es una obra que merece todo el reconocimiento que ha obtenido a lo largo de sus años y mucho más.
Es una obra que refleja la locura y la frustración artística de una manera brillante, y que quedara a lo largo de los años, como una de mis películas favoritas de horror psicológico.

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